jueves, 28 de abril de 2011

Defectos Familiares (II)

Mi abuela jamás se calló una opinión, ¿para qué? Era mayor, se suponía que su opinión era tenida en cuenta y un defecto general en la familia es: TENER RAZÓN.
Inciso: hablaban por la tele de Ciudades Patrimonio, empecé a decir que no habían hablado de Cuenca, mi hermano diciéndome que no, que ciudades patrimonio solo son Alcalá de Henares y Santiago. De hecho empezó a pegar tales berridos llamando a mi madre, que se le despertó la nena.
Los dos con frente común diciendo que no, que estaba yo equivocada, hasta que mi hermano me cogió el portátil y busco la lista de Ciudades Patrimonio, la miro, apago el ordenador y salió de la habitación, al poco le oí susurrando a mi madre que YO tenía razón, fue el momento más bonito del año. “Cuñi” se partía de risa.
Cada vez que empezaba a dar una opinión, un consejo o algo relacionado con una situación en la cual su experiencia (según ella) sería bueno escucharla primero, tenía una muletilla:
-Por qué digo yo…
La frase en sí no era nada era como el “egggque”, el “pues sí, pues sí”, o cualquier otra que sé os ocurra.
A mi madre le ponía de los nervios y con el tiempo, empezó también a usarla en un tono muy desagradable como para hacerle burla a mi abuela.
A día de hoy, la maldita muletilla se ha colado en el vocabulario de mi madre con el mismo tono desagradable y de vez en cuando se le escapa, lo cual me pone de los nervios… como que le quita valor a lo que vaya a continuación.

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