jueves, 15 de noviembre de 2012

¿Qué te cuentas?

Juro por Dios, que odio la condenada frase, es algo que me pone de mucha mala leche y me deja la mente en blanco.
Ander y yo somos amigos desde hace más de quince años, empezamos de novios durando cuatro meses y de ahí seguimos siendo “amigos”, rollos ocasionales durante bastante tiempo y ahora una relación platónica.
Suele ser bastante hermético, en el sentido que hay que sacarle las cosas con sacacorchos, estoy segura que como espía no hubiera contado nada ni bajo tortura.
De hecho durante años y años pensé que lo más lejos que había estado era Madrid, que está a una en tren de su casa, hasta que un día quedamos, me empezó a enseñar fotos de un viaje que había hecho a Málaga y me empezó a hablar de otros sitios, pero hasta entonces creía que no había viajado en su vida y que no había visto jamás el mar.
Hace dos años su madre tuvo un ictus, le llamaba más o menos cada par de días y siempre me preguntaba lo mismo: - ¿qué te cuentas? -, intentaba saber cómo estaba su madre pero se me escurría cual anguila, forzó un par de discusiones bastante fuertes para que no le anduviera preguntado y los más de diez años de amistad estuvieron a punto de irse por el desagüe aunque más o menos nuestras conversaciones siguen el siguiente guión:
Ander: - Hola, Reina –
Reina: - Hola, Ander, ¿qué tal estás? -
A.: - Bien, ¿qué te cuentas?
R.: - Nada en especial, cuéntame tú que me has llamado – (a ver, si tengo alguna cosa te llamo, pero andamos tan desconectados que no se me ocurre que contarle así en frío).
A.: - No que me aburría y he pensado en llamarte –
R.: - Pues chico, yo no tengo nada especial que contarte, en el trabajo sigo donde estoy, mis amigos estáis bien y mi familia también – (tengo complejo de pesada, hablo de mis amigos con otra gente como si se conocieran entre ellos cuando se de sobra que no es así, las gilipolleces del Marido de la Emperatriz del Drama son analizadas meticulosamente por Reina Madre hasta niveles que dejan a Carrie Mathison como una chica tremendamente confiada, además que me aburro de escuchar mi propia voz)
A.: - Ya, pero ¿qué te cuentas? – (ya van dos veces, ya me explicado esto es una conversación intervienen dos personas)
R.: - No cuéntame tú, ¿qué tal el trabajo? – (Estoy desesperada por sacar conversación, el tema es horrible, pero al menos que me de pie por algún lado)
A.: - Aguantando el tirón – (se está pasando de seta)
R.: -Pero algo te contaras, trabajas de cara al público, seguro que te ha pasado algo – (Tengo unas cuantas historias de cuando trabaja cara al público, te puede pasar cualquier cosa, algo divertido lo que sea)
A.: - Trabajo, punto – (Pero algo te habrá pasado hasta rumores de despidos, lo que sea)
R.: - ¿Y tu novia que tal? – (Estoy feliz cada vez que tiene novia, él dice que le centra)
A: - No, es exactamente mi novia es amiga con privilegios –
R.: - Pero si lleváis así, tres años – (Si después de tres años sigue siendo amiga con privilegios es hay algo raro)
A.: - Ya, bueno ¿y qué te cuentas? – (van tres, tengo la sensación de que quiere que le entretenga y le divierta, con eso en mente no me sale una conversación medio normal, hasta los de “El Club de la Comedia” tienen guiones)
R.: - Pues nada que merezca la pena, afortunadamente no tengo grandes tragedias – (me harto de hablar de mí, mi familia da para un tratado de psicología sobre la familia disfuncional y las historias de mis amigos están descartas porque ese momento ni me acuerdo, además que creo que no le hace mucha gracia)
A.: - Bueno, a ver si llamas – (siempre está igual, le llamo y repetimos la conversación, además que se olvida de que también tuvo una novia paranoica, que me amenazo de muerte, después de eso si está con alguien no llamo)
R.: - Vale, no te preocupes, un beso, adiós – (no tengo ganas de oír reproches, me estoy sintiendo fatal por no darle la conversación divertida y amena que necesita o eso parece y estoy deseando colgar)
A: - Adiós -
Lo que quiero es que hable él, ha sido mi paño de lágrimas con mis novios, aguanto mis maldiciones cuando mis padres se estaban divorciando y aunque últimamente nos hemos distanciado mucho, me cuesta conectar con él y a veces me pregunto si de verdad le conozco.

10 comentarios:

  1. Yo por eso prefiero a veces cerrar algunas puertas y quedarme con un bonito recuerdo de las personas.

    Tenía una amiga que usaba la misma coletilla, que te cuentas? cada vez que quedaba con ella, me tenía casi que preparar un monólogo. Al final encima siempre decía, no te cuentas nada más? Daban ganas de matarla.

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    1. Menos mal, según lo iba escribiendo pensaba: ¿sera que yo soy rara? da gusto saber que hay más persona que tienen la misma percepción con personas parecidas.

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  2. y ahora no tardes 3 meses en volver a escribir, o vendré a poner "¿Qué te cuentas?"

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    1. Jajaja, no te preocupes que no tardare tanto, espero, cruzo los dedos, pero no me pongas la frasecita, me pueden entrar sudores frío y provocarme un ataque... ;)

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  3. Con lo que a mi me gusta hablar no hace falta que me den pie, pero a veces... siento que hago un monologo, que es mas o menos lo que tu explicas, que paciencia! Muak!

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    1. Tengo mucha, pero pienso que la amistad es bidireccional y que a esta en concreto le falta algo.

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  4. Esta gente tan hermética acaba sufriendo las consecuencias... todo sale a la larga.
    Sigue intentándolo poco a poco.

    Besos!!

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    1. Muchas gracias por los animos, aunque siempre he pensado he que lo que no mejora, empeora.

      Besos!!

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  5. han probado escribiendo?? a veces es más fácil articular palabras escribiendo que hablando.
    Vaya caparazón

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    1. Menos agitarlo a ver si caen castañas he probado de todo, incluido el Wasapp, no mejoramos nada, de ahí mi frustración.

      Muchas gracias por leerme.

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